Si el fin fundamental de las políticas del Reto Demográfico es contribuir a la cohesión social y territorial y hacer de la lucha contra el declive demográfico que sufre buena parte del medio rural “uno de los ejes prioritarios en la agenda de reformas pendientes”, zonificar -delimitar y clasificar en función de unos criterios previos-, es un ejercicio indispensable. De no acometerlo con el rigor necesario, la acción pública quedará nuevamente diluida en un mero listado de buenas intenciones, no solo ineficaces frente al problema, sino también, y lo que es peor, que alentarán los desequilibrios que pretenden corregir. Sin zonificación (o con una mala zonificación), el Reto Demográfico seguirá siendo, en definitiva, una de esas “reformas pendientes”.
El mapa 174, que ha sido realizado por los geógrafos, José Antonio Guillén, técnico de la Red SSPA y María Zúñiga, profesora de la Universidad de Zaragoza, Grupo CEOT, IUCA del Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Zaragoza, puede servir para identificar las singularidades de los territorios y así poder tomar las medidas más eficaces y justas.
El mapa pretende medir el grado de desventajas a través de 6 variables: altitud, pendiente media, densidad de población, índice de envejecimiento, porcentaje de población entre 0 y 4 años y evolución de la población entre 1991 y 2018.
El mapa pone de manifiesto la magnitud del problema de la despoblación, y que la incidencia del fenómeno no es mucho más desigual entre provincias y comunidades autónomas de lo que cabría esperar.
A través de la web interactiva “Story map” se ofrece un diagnóstico preciso y accesible a todos los públicos de cuál es la situación demográfica de cada uno de los municipios del país.